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Tres en la cama

Hola, me llamo María José y quiero contaros una experiencia que tuve hace poco y que no me he atrevido a contar ni a mi mejor amiga. Desde hace algunos meses he salido con Jorge, un chico muy simpático y viciosillo.

Aquella tarde llegué a su apartamento para darnos el preceptivo revolcón, pero me encontré con la sorpresa de que no estaba solo. Había una chica, morena y guapa, con él. No me gustó aquello pero no dije nada. Jorge nos presentó, ella se llamaba Marina y, al parecer, era una antigua amiga de sus tiempos de instituto. Nos sentamos y Marina sacó de su bolso un cigarro enorme que resultó ser de marihuana. Yo no quise probarlo, pero ellos fumaron durante un rato hasta acabar colocados, no paraban de bromear y yo estaba muy celosa.

De pronto Jorge propuso entre risas que nos fuéramos los tres a la cama. Yo creía que estaba de broma, pero ví que Marina se agitaba con la idea. Cambiamos de conversación y Marina sacó otro "cigarro" de su bolso. Me sentí un poco mareada con el humo y fui a echarme agua en la cara. Cuando volví del baño sufrí una gran impresión, la visión que me aguardaba no era para menos. Jorge se había levantado y, desde detrás de la silla de Marina, le cogía los senos con las manos mientras le mordisqueaba la oreja. Marina me miró con una sonrisa y me guiñó. Sentí deseos de matarlo, de irme de allí, de olvidar a ese cabrón que le metía mano a otra mujer delante de mis ojos. Pero no hice nada de eso, sólo miré en silencio como Jorge acariciaba y besaba a Marina. Reconozco que, pese a lo que mi mente decía, me excitaba mucho verles. 

Marina se levantó y, cogiéndome de la mano, tiró de Jorge y de mí hasta la habitación. Allí, se quitó el ajustado vestido que tenía y, en bragas, empezó a desnudarme, yo intenté que no me tocara, pero mi cuerpo no me respondía. Jorge, que se desnudó completamente en dos segundos, se situó detrás de mí, restregaba la polla con mi culo mientras ayudaba a desnudarme. Aunque la situación me parecía intolerable, noté que me ponía muy caliente y me dejé desnudar por ambos, me tendieron en la cama y mientras Jorge me besaba los pechos, Marina, inesperadamente, llevó su cara a mi pubis y con la lengua en mi clítoris me hizo volverme loca, realmente sabía como chupar a una mujer. Jorge cambió de posición para metérsela a Marina. Así, yo estaba tendida boca arriba en la cama, Marina, a cuatro patas me chupaba el clítoris mirándome a los ojos y Jorge se follaba a Marina por atrás. Sentía cada embestida de su polla a través de Marina que lloraba de gusto pero no dejaba de chuparme. Aquello era lo más morboso que me había pasado nunca. Cuando Jorge se corrió cayó profundamene dormido. 
Marina se tendió a mi lado y me acariciaba los pechos suavemente mientras me hablaba de ella, de la vida y del sexo. Sus palabras eran muy dulces y sus caricias provocaban chispazos eléctricos en mi piel. Me llevó mi mano a sus pechos, duros y bien formados, tenía los pezones erectos y yo se los pellizqué mientras ella me besaba el cuello. Por fin nos besamos, abrazadas y desnudas en la cama, y fué el mejor beso de mi vida, es difícil explicarlo pero el contacto con sus labios y su lengua húmeda me puso de nuevo a cien por hora, sentir su pecho en mi mano mientras nos besábamos era algo nuevo y muy excitante para mí. Le besé los pezones y llevé mi mano a su coño. La masturbé como a mi me gusta hacérmelo, en realidad era como si me estuviese masturbando yo. Después de unos cinco minutos besándole los pechos y masturbándola tuvo un orgasmo entre gritos. Sin descanso, me besó y se puso a masturbarme mientras nuestras lenguas se rozaban. Aquello era increible. Tuve varios orgasmos, nada comparable a mis experiencias anteriores con Jorge y con otros hombres. Nunca he vuelto a ver a Marina y dejé a Jorge poco después de esta experiencia. Nunca me han atraido las mujeres antes y ahora estoy hecha un lio. Me he acostado después con varios hombres pero ninguno me ha hecho olvidar la dulzura de Marina.


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