100% Gratis   -   100% Gratis   -   100% Gratis
 
Con la esposa de mi cuñado

Cuando me casé con la que hoy es mi esposa desde hace veinte años, su familia -que tiene mucho dinero- nunca me ha terminado de aceptar por mi origen humilde, pero honesto y estudiado. De nada han valido mis dos títulos universitarios para terminar de ganarme la simpatía de la familia de mi esposa lo que a mí, nunca me ha importado pero, no deja de tener algunos inconvenientes. 

Uno de los que más me ha hecho la vida imposible es mi cuñado mayor. El, es muy metido y opina hasta cuándo no debe hacerlo, sus comentarios han provocado más de alguna discusión entre mi esposa y yo pero, no ha pasado a más y luego, lo resolvemos en la cama como lamayoría de las parejas. 

Un día, me propuse que me iba a cobrar todos los vejámenes de mi cuñadito con lo que yo suponía, le iba adoler, su esposa una mujer recatada, muy meticulosa para todo y que finge hasta para reírse! 

Y así fue. Empecé a buscar motivos en las muchas reuniones familiares que tienen especialmente a la hora de bailar. Yo por ser de la costa atlántica de mi país, bailo muy bien merengue y salsa. En la fiesta de Navidad, a la cual concurre mucha gente a la inmensa casa de mis suegros y después de varias copas de vino y champagne, la esposa de mi cuñado le dijo a mi esposa préstame a este hombre que baila bien rico! Acto seguido me puse de pie y empezamos a bailar una y otra pieza de merengue y salsa hasta que llegó la música suave y nos tocó bailar pegados. 

A la cuarta pieza de estar bailando yo estaba erecto. Era mucho el deseo que tenía de estar con esa mujer que además, es hermosa. Ella sintió mi miembro y se pegó más a mi cuerpo yempezó a moverse suavemente y al estar en medio de tantas parejas que bailábamos se podía disimular un poco, mientras su engreído esposo, hablaba y fumaba puro en las afueras con sus amigos ricachones. 

Cuando estaba por terminar la canción, ella me susurró al oído con un tono sexy -te espero en el estudio de nuestro suegro en 10 minutos-. Yo estaba súper excitado y para disimular la calentura me fui directo al bar, me serví un jugo de naranja y de nuevo, más tranquillo llegué adonde estaba mi linda esposa con unas amigas de la infancia dos ellas, divorciadas. 

Mi esposa que es la dulzura andando, ingenuamente me invitó a seguir bailando porque ella dijo, estaba bien entretenida con sus amigas a quienes, solo para estas épocas del año reunía con mucho tiempo para platicar sin contra tiempos. Aquello fue como una orden y desesperado me fui al estudio de mi suegro localizado en la segunda planta al final del pasillo y con cuatro hermosos ventanales que ayudan a un escape seguro encaso de ser descubiertos. 

Y allí estaba, con una copa de vino tinto en sus manos y apenas, una diminuta lamparita encendida que hacíamás romántico el encuentro. No dijo palabra alguna, siguió con la copa de vino en su mano derecha y empezó a dar vueltas sobre mi cuerpo sin quitarme la mirada de mi braga que ya delataba lo grande de mi miembro. De repente, se abalanzó sobre mí y buscó mi boca, nos besamos apasionadamente y luego se retiró exclamando -por fin beso unos labios que no apesten a tabaco- y denuevo, volvió a besarme y con sus manos, empezó a tocarme los genitales y deinmediato exclamó -estoy segura que de esto fue que se enamoró mi cuñadita, verdad?- Yo no le dije nada, yo estaba disfrutando al máximo lo que tanto había deseado desde hacía mucho tiempo. 

Nos dejamos ir cayendo al sofá lentamente y cuando ya estábamos acostados, no me dejó hacer nada. Se puso encima de mi cuerpo y de inmediato abrió la braga de mi pantalón, sacó el miembro y lo quedó viendo con ojos de asombro, lo sujetó con las dos manos y no paraba de contemplarlo hasta que se lo metió en 
la boca una y otra vez hasta que me hizo terminar, después lo quedó lamiendo por un rato y se puso de pie, se levantó el vestido largo de gala que llevaba puesto y con tono de suplica dijo -cojéeme papi que hace meses no sé lo que es esto, meteme esa verga divina que me esta volviendo loca-! 

Y se la metí de una sola vez. El grito que pegó de no haber estado la música alta se hubiera escuchado en aquella enorme casa. Luego descendí el ritmo y al metersela y sacársela suavemente, la volvió loca de placer y me decía mil cosas y cuando exploté, me sujetó de mis nalgas pidiéndome que no me separara, quería más y más, la complací de nuevo y cuando estaba a punto de terminar otra vez, empezó a sonar el celular, ella se descontroló y me retiró de una manera brusca, fue en busca del teléfono, el identificador de llamada decía que era su esposo pero no podía contestar, estaba demasiada excitada, se fue al baño, se peinó, se maquilló y después de relajarse un poco me dijo -esto no se va aquedar así, nos tenemos que volver a ver-. 

Yo regresé a la fiesta. Mi esposa ya no estaba hablando con las amigas pero estaba en un grupo que departía alegremente, busqué disimuladamente a mi cuñado y su esposa pero ya no estaban. Un mes después, provocamos un encuentro en una iglesia, allí intercambiamos papelitos para darnos el lugar de la cita la que se dio dos días después, fue una tarde de lujuria, de sexo puro hasta el agotamiento. Ahora, cada domingo en los almuerzos semanales de los suegros que son tan religiosos como ir a misa ya los que a mi ni ella nos gustaban por aburridos, no faltamos y aunque sea con la mirada nos hacemos el amor. 
Ella me confesó que mi engreído cuñadito además de tenerlo chiquito no le sabe hacer rico.

Autor: El pobre pero rico


INDICE RELATOS